Descubrí cómo el amor y la adopción responsable pueden derribar los mitos sobre los gatos negros. La historia de Merlina de muestra que el amor todo lo puede.
Adoptar un gato no solo cambia la vida del animal, sino también enriquece la de quienes deciden darle un hogar. La adopción responsable implica evaluar sus necesidades y asegurarse de que su nuevo hogar sea seguro y lleno de amor. Tanto en Mi Gato Dinamita como en Hello Cats, promovemos la adopción responsable como un acto de amor hacia nuestros compañeros felinos. Un ejemplo claro es la historia de Merlina, una gatita negra rescatada en Paraná. Encontró un hogar lleno de cariño gracias a personas comprometidas con su bienestar.
En una fría tarde de invierno de 2023, Virginia se encontró con una escena desoladora: dos pequeños gatitos negros, Merlina y su hermanito, rodeados por perros en un ambiente precario. Estaban desprotegidos, sin un lugar seguro. Virginia, con determinación y mucho cariño, rescató a los dos gatitos y les dio una nueva oportunidad de vida.
Hoy, Merlina y su hermanito viven en hogares llenos de amor y cuidados. Merlina se ha ganado el corazón de su familia, acompañándolos cada día. Se ha convertido en una compañera inseparable, siempre a su lado, ya sea cuando trabajan o descansan. Pero lo más especial es el vínculo que ha formado con Virginia, quien está embarazada. Merlina suele acercarse a su panza cuando no se siente bien, formando un lazo único.
Esta historia es un recordatorio del injusto estigma que rodea a los gatos negros. A lo largo de los años, han sido objeto de supersticiones infundadas, lo que ha llevado a muchos a no adoptarlos. Pero, como nos muestra Merlina, los gatos negros son compañeros llenos de amor, lealtad y ternura. Adoptar uno no solo desafía estos mitos, sino que también abre la puerta a una conexión única.
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En Hello Cats, nos encanta compartir historias como la de Merlina. Nos inspiran y nos enseñan sobre la importancia de la adopción responsable y el cuidado animal. Si te emocionan relatos como este, no te podés perder nuestra nueva edición de Halloween, dedicada a los gatos negros y la magia que los rodea.
Con 114 páginas llenas de contenido exclusivo, exploramos mitos, leyendas y consejos para cuidar a tus felinos durante esta temporada. Desde la evolución de los gatos en la cultura pop hasta historias de adopción y bienestar animal, esta edición celebra el amor por los gatos.
Descargala gratis y disfrutá del fascinante mundo de los gatos negros. Si te gusta lo que hacemos, podés apoyarnos con un cafecito o Ko-fi (Mi Gato Dinamita) para los que viven afuera.
Solemos repetir una y mil veces que los gatos son animales solitarios, cazadores solitarios. Entonces, ¿es bueno tener dos gatos o empezarán a competir y a pelear?
Nunca es seguro asumir que dos michis desconocidos se van a llevar bien. Es cierto que estamos acostumbrados a ver videos y fotos que demuestran lo contrario a este enunciado pero nunca debemos olvidar que los felinos son cazadores solitarios y pueden llegar a estresarse mucho cuando se les obliga a convivir. Entonces, ¿es bueno tener dos gatos?
Algunos especialistas creen que esta teoría del gato como animal solitario es absolutamente falsa y que para derrivarla solo basta con salir a la calle y ver los grupos de felinos que andan en banda. Sí, son cazadores solitarios pero es probable que vivan en grupo y formen colonias. Por su parte, la veterinaria Sarah Heath los llama «sobrevivientes solitarios». Ella y la Dra. Karen Becker creen que incluso aquellos domesticados o semi domesticados no están programados para interactuar con otros animales, sobre todo si son extraños.
1. No es bueno que el gato esté solo
Dos gatos siempre será mejor que uno pero antes de dar el gran paso hay que hacer cuentas y analizar pros y contras porque los animales necesitan atención, cuidados veterinarios, alimentación apropiada para su especie, una casa catificada y quien los cuide cuando nos vamos de viaje.
Cuando uno va a un refugio, por ejemplo, y se encuentra con dos hermanos o dos michis que comparten tiempo y espacio juntos, debería llevarse los dos. Separarlos es cruel y no debería ser una opción. Les aseguro que van a jugar, a estimularse y a compartir espacio amorosamente. Lo mismo si se trata de la mamá y su cachorro.
2. La adaptación es crucial
Cuando se trata de juntar a dos animales que van a convivir, es muy importante hacer una adaptación. «Forzar una presentación es un no absoluto, así como, ofrecer alimento o golosinas como incentivo para acercarlos físicamente. Recuerda, los gatos prefieren comer solos. Para tus gatos, comer con otro gato representa una situación estresante», afirma Karen Becker y nosotros estamos totalmente de acuerdo con esto. Hace un tiempo escribimos al respecto y podés leerlo aquí.
3. Edad y energía
Confesión: mis gatos ya son gerontes y en varias oportunidades he pensado que no sería una mala idea traer un gato pequeño a casa para que, llegado el momento, el golpe por la partida de alguno no sea tan fuerte y eso… ¡Es un grave error! Ningún gato reemplaza a otro gato. Sin contar que ese gato joven estará buscando poder interactuar con un par que sea igualmente enérgico y del otro lado solo encontrará fastidio, resistencia y tal vez rechazo. Es importante analizar bien las personalidades y la energía de cada animal. Y tratar de que al menos, haya uno un poco más activo («rey de la fiesta») para que ayude al otro a moverse e integrarse pero sin que las diferencias etarias sean abismales.
4. Mi gato quiere estar solo
Mi amiga Carola tiene un gato hermoso y con mucho carácter. En varias oportunidades ella fantaseó con la idea de adoptar otro michi para que le haga compañía pero en el fondo de su corazón sabe que si llegara a hacer eso la cosa terminaría mal, muy mal. ¿Podría ir a un refugio e intentarlo? Desde luego pero creo que uno debe aprender a respetar ciertas desiciones. Aunque sienta que tal vez un compañero le haría super bien a ese gatito, la última palabra debe ser la de ella y los de afuera no tenemos voz ni voto en una decisión tan crucial. Entonces: no obliguemos a adoptar si la persona no lo desea o no puede.
Dejar como único heredero a nuestro gato no es lo mismo que heredar un animal de otra persona. Y hoy queremos aclararlo.
Cuando uno guglea «heredar un animal» lo primero que aparece en el buscador son cosas que nada tienen que ver con esto sino con leyes y dinero. Por eso quisimos hablar del tema y revisar un poco las historias de nuestros seguidores y amigos.
Imaginate por un momento que tenés una vida completamente armada y una casa linda e impecable sin animales porque preferís tener libertad de acción. Y un día alguien te llama para decirte: «me queda poco tiempo de vida y necesito que te ocupes de mi gato». Parece algo extremo pero ocurre y bastante más seguido de lo que uno imagina. Tal vez los casos sean menos dramáticos pero la gente suele heredar animales. A veces el traspaso se hace con papeles, dejando todo claro y en orden bajo la mirada atenta de algún escribano y otras veces…
Uno de mis amigos tuvo que hacerse cargo del gato de la novia. Cuando se separaron, la chica le dijo «quedate con René o lo tiro por ahí». Mi amigo no iba a permitir que eso ocurriera pero la idea de convivir con un gato no era algo que lo hiciera muy feliz. Al principio se odiaron. Pasó mucho tiempo hasta que la relación humano – felino se convirtió en un vínculo hermoso. Juan amó a René como nadie. Y viceversa. Y cuando él murió, se tatuó su cara en el brazo.
La pandemia y toda la locura, incertidumbre y terror que vivimos, reavivó esto. Muchos, sobre todo los que estamos solos con nuestros animales, nos desesperamos. «¿Qué va a pasar con mi gato si yo muero?» En un momento, algunos llegamos a hacer pactos con otros conocidos para calmarnos. «Okey, si yo muero primero vos te quedás con mis perros y viceversa». Complejo.
Cuando planteamos el tema en nuestra cuenta de twitter, todo estalló. Nos llegaron muchísimos testimonios hermosos, tristes, dramáticos. Fue algo realmente increíble. Y con ese material, hicimos un episodio memorable de nuestro podcast. Milagros heredó a Petunia: «Ella vivía sola con su humano y cuando murió, buscaban un hogar para ella. Tenía 10 años y compartimos juntas 6 años inolvidables». Angie, por su parte, nos cuenta que «al morir mi tía me traje sus 2 gatos a casa. A Bingo, mi tía lo había adoptado de otra amiga que había fallecido y a Panty la tenía de bebé». Todas historias de amor absoluto.
Hay muchos factores estresantes para un animal acostumbrado a vivir en la naturaleza. Adaptar nuestro hogar para un gato, es crucial.
Cuando uno convive con un animal, la casa debe prepararse para tal fin. Sí, debemos adaptar la casa para el gato. Y esos cambios y ajustes deberán satisfacer sus necesidades, procurando su bienestar como primera medida.
Hace unos días, una seguidora me dijo: «que se arregle con lo que hay. No voy a modificar los ambientes ni mis costumbres para que se sienta a gusto». Por suerte, en esa vivienda hay un perro y el nuevo integrante parece llevarse muy bien con él ya que mantiene conductas afiliativas como el allogrooming (aseo mutuo) y allorubbing (frotado mutuo). De otro modo, estarían frente a un gran problema debido a la falta de estímulos.
Error de comunicación
Los gatos suelen ser un misterio básicamente porque los humanos estamos más acostumbrados a la interacción con los perros y la demanda o indiferencia felina nos termina dejando off side casi siempre. «¿Qué le pasa? ¿Por qué no viene cuando lo llamo?» «Vive pegado a mí, no puedo hacer nada sin el gato» «¿Me necesita o es independiente?» Y nuestra poca capacidad para decodificar correctamente el idioma felino hace que se produzca el «corto» y es ahí cuando llega el zarpazo y la relación empieza a complicarse por temor. En algunos casos, esto termina con el animal en un refugio porque el tutor no quiere sentirse amenazado.
Preaviso
Antes de todo ataque, hay un preaviso, solo hay que saber distinguirlo. Florencia, otra seguidora de nuestro blog, siempre termina con heridas importantes en sus brazos a causa de esto. No solo no sabe cómo jugar con Maia sino que tampoco logra detenerse a tiempo. Vivir en un monoambiente sin lugar para que la gata descargue su energía empeora mucho la situación. «Fijate en las orejas, en la posición de la cola. Ella te va a avisar cuando se haya cansado», le decimos. Ayer jugó rudo de nuevo y terminó en la guardia porque se le había hinchado la mano tras un zarpazo.
El contacto social de un gato con su tutor es importantísimo pero siempre y cuando sea en los términos del animal y podamos redirigir su instinto cazador a otro objetivo: caña, ratón, pelotita o tronco de árbol. Esos brotes de actividad están relacionados con una conducta predatoria y suelen ser cortos pero hay que tener cuidado.
Los espacios.
La distribución de la casa en determinadas áreas es de suma importancia y deben estar muy bien diferenciadas, sobre todo si hay más de un gato. «Asegúrate de que cada uno tenga un lugar de descanso individual y apartado. Podría ser la parte superior de un árbol para gatos, una caja (que esté abierta) o un lugar cómodo sobre un estante del armario. Si notas que a uno le gusta esconderse o tomar una siesta en un lugar determinado, considera comprar una cama o manta suave para gatos y ponerla en ese lugar. Es muy importante que cada uno de tus gatitos tenga al menos un área privada a la que pueda retirarse», indica la Dra Karen Becker.
El juego.
La rutina de juego es muy importante para los animales de interior. Lo ideal es hacerlos correr y saltar durante 20 minutos, dos veces al día. ¡Por eso es tan importante la catificación de la casa! De este modo, además del enriquecimiento ambiental evitaremos accidentes. También es fundamental que luego de ese período de actividad intensa, guardemos todo. En casa, por ejemplo, la cañita está un cajón y solo sale de allí cuando vamos a jugar. Y no olvides de cansarlo antes de la última ración de alimento.
Las bandejas sanitarias.
Este es un punto muy complicado porque la mayoría de los tutores se niega a poner la cantidad de literas que un felino necesita. Nadie quiere tener «el baño» en el living pero como diría Jackson Galaxy: «si no podés lidiar con la caja de piedritas, no tengas gato». Tanto en el podcast como en este blog hemos hablado muchísimo del tema. Y no nos vamos a cansar nunca de repetir la fórmula: 1 gato = 1 caja + 1. ¿Cómo debe ser la bandeja? Baja: para que puedan entrar y salir cómodamente. Descubierta: para que el polvo no les haga mal, entre otras cosas. Amplia: para que pueda moverse a su gusto. Y debe colocarse en lugares socialmente activos.
El aburrimiento causa estrés. Colocar un árbol para gatos o una mesa alta junto a una ventana es una gran opción. El gato podrá relajarse y mirar todo lo que ocurre en el vecindario.
Las ventanas:
El estímulo visual es crucial para un gato de interior. Él debe poder observar lo que pasa afuera, ver la luz y los movimientos de insectos, aves y plantas (catfriendly). Esto es muy enriquecedor pero debemos tomar precauciones para evitar accidentes. Sin redes no habrá balcón ni ventanas abiertas. Y las plantas de ese entorno deben ser siempre aptas. Ellos aprecian la variedad de luz y el estímulo. Los túneles para jugar son algo realmente fantástico. Y si prestás atención, es altamente probable que lo veas cambiar de ambiente y superficie a lo largo del día.
Los felinos son cazadores solitarios y territoriales con lo cual, adoptar un gato nuevo puede ser todo un desafío. Entonces, lo importante es no actuar impulsivamente y usar todos los recursos a nuestro alcance para preparar el terreno.
Uno de los mayores problemas que tenemos los humanos es la impulsividad. Por eso, cuando se trata de gatos, perros y niños, debemos recurrir a nuestro lado más racional y calculador. Lo primero es armar una lista con los pros y contras de adoptar un gato: tener un nuevo animal implica más responsabilidad, más bandejas sanitarias en la casa, más gastos y nuevos imprevistos. Lo segundo es hablar con una buena terapeuta floral para que nos arme un gotero para ir preparando al gato titular. Una adopción, al igual que una mudanza, es algo que se puede planificar y esto nos brinda la posibilidad de prepararnos para cuando llegue el día D.
1. Oídos sordos a recomendaciones necias.
Mucha gente da consejos que a veces suelen ser bastante erráticos. «Siempre tuve gatos y lo resolvieron solos. Dejá que se manejen siguiendo su instinto», escuché decir a una amiga una vez. Y nada más peligroso que eso. ¿Qué debemos hacer? Desoír consejos disparatados y tratar de integrar a los animales lentamente. El gato es un cazador solitario y no siempre va a estar dispuesto a hacer «nuevos amigos». Por eso, una vez que tengamos nuestro gotero con flores de Bach y hayamos arrancado el tratamiento con el «dueño de la casa», vamos a poder dar el segundo paso.
2. Cambio de rutinas.
¿En tu casa hay buffet libre de comida? Eso debe terminar por muchísimas razones. Los gatos tienen que tener horarios y rutinas. Además, la comida sin límite provoca desbordes de todo tipo. Lo ideal, entonces, es fijar un mínimo de tres comidas: mañana, tarde y noche y con la ración correcta. Si tu gato come alimento seco, cosa que no recomendamos, en la parte de atrás del paquete tenés las cantidades según el peso. Si tu gato es barfero, deberás dividir la ración diaria en tres o cuatro porciones, siendo la última ingesta un rato antes de que todos se vayan a dormir.
3. Armando el campamento.
Como los animales van a estar separados por un mínimo de 20 días es muy importante armar un campamento base para el gatito nuevo. ¿Dónde se vas a ubicar? Esto hay que decidirlo estratégicamente porque tiene que ser cómodo, aireado y libre de peligros. Muchos eligen el baño principal pero si tenés la oportunidad de ubicarlo en el escritorio o en la habitación, mucho mejor. ¿Qué vas a poner allí? Bandeja sanitaria, juguetes, cuenco de agua y comedero y atrapa olores. Las mantas, algún suéter viejo, rascadores de cartón y la cama son maravillosos para absorber el olor del nuevo gatito.
"Siempre que el olor/aroma humano sea fuerte, ayudará a que el gato establezca una sensación de hogar mediante la mezcla de olores/aromas", señala Jackson Galaxy.
4. Buscando al nuevo integrante.
¿Qué queremos a adoptar? ¿Macho o hembra? ¿Daremos una oportunidad a un adulto con el carácter definido o elegiremos un gato cachorro? No olvides que hay muchos animales discapacitados que también necesitan amor y hogar. En el #6 de HelloCats hablamos de ese tema. No dejes de leer la nota, tal vez te ayude a la hora de tomar una decisión. Una vez que ya lo hayamos elegido, vendrá la consulta veterinaria exhaustiva con exámenes completos (vif-vilef, mycoplasma, ecografía, electro, orina, etc), desparasitación y vacunas. Nunca, bajo ningún concepto, debemos ingresar a nuestra casa un animal sin estudios previos.
5. Home Sweet home.
El gato nuevo se ha instalado en nuestra casa. ¿Cómo nos comportamos nosotros? Jugamos con él sin descuidar al otro animal. Vamos a tener que sacar tiempo de la galera para poder pasar un buen rato con cada uno pero siempre relajadamente. Una vez que el recién llegado se sienta cómodo y confiado y los estudios estén «okey», podremos pasar a la otra fase que será… ¡cambiar los campamentos! Llevaremos al gatito nuevo (sin que el otro lo vea) al baño y cerraremos la puerta permitiendo que el gato local vaya a inspeccionar el campamento base. Cuando esto suceda, cerraremos esa puerta y abriremos «las compuertas» del baño para que el nuevo salga a investigar. De este modo podrán conocerse sin verse.
Algunas personas instalan una puerta mosquitera o vaivén para animales como método de separación. Otros, deciden usar un tender tapado con una lona y lo van descubriendo muy lentamente. Lo cierto es que hasta que no crucen miradas no podrás saber qué tan amorosos serán al verse y por eso, hay que tomar más recaudos. Cuando elijas la opción más adecuada para tu «feli-experiencia», podrás hacer que coman en la misma habitación pero con los comederos lo suficientemente separados para que puedan huir en caso de ser necesario o en habitaciones separadas pero con un toldo que los separe. Eso sí, todos los días acercarás un poco más los platos, siempre con prudencia y midiendo reacciones.
6. El alimento.
Ahora que tenemos horarios fijos de comida, pondremos los cuencos cerca pero separados por una puerta. Los gatos podrán olerse, reconocerse pero seguirán sin verse porque una puerta- toldo los separará. Y compartirán un mismo horario de alimentación. ¿Cuánto durará este ritual? Lo que nosotros creamos conveniente de acuerdo a la reacción de ambos animales. (Por favor, no suspender las flores de Bach y en lo posible, agregar feromonas).
7. La presentación oficial.
Cuando los gatos estén juntos por primera vez en un lugar, deberás darles algo para hacer: comer, jugar o amar. De no hacer esto, es muy probable que alguno busque como «objeto de deseo» al otro animal y el vínculo se quiebre. Entonces, siempre hay que tener algún alimento rico cerca, juguetes y mimos para ambos. En este punto sería genial contar con ayuda de algún amigo o pareja y repartir tareas: mientras vos estás en el living jugando con el gato local, tu compañero acerca al gato nuevo. Eso sí: nunca pero nunca deben dejar de hacer cosas y la presentación cara a cara debe producirse de inmediato.
Es fundamental estar con los sentidos alertas por si algo sale mal y hay que terminar la reunión antes de tiempo. ¿Puede ocurrir? Sí. ¿Está bien si ocurre? Sí. ¿Hay que tener siempre un plan B? Sí. La mejor opción es bloquear esos lugares (armarios, camas, sofás, puertas, pasillos) que puedan albergar una pelea feroz. Controlando el espacio podrás controlar el caos.
8. Notas finales.
Las reuniones pueden terminar porque los gatos así lo decidieron o porque vos pusiste un stop. Cada nuevo día podés alargar más los encuentros hasta que notes que realmente se llevan bien y podés liberar la casa para que ambos disfruten del hogar. Recordá que la terapia floral es un tratamiento que debe prolongarse por tres meses mínimo al igual que las feromonas. Tampoco olvides que los gatos son cazadores solitarios y muchas veces, no quieren convivir con un otro. Todo esto no es trabajo en vano sino una forma de asegurar que nadie se sienta traicionado. Como sea, adoptar un gato siempre debe ser un acto de amor y compromiso.
Si querés ayudarnos a sostener este proyecto, invitanos un cafecito.
Hace unos años, mucho antes de adoptar a Curni Lov, comenté en terapia que tenía planeado buscar un tercer gato. Recuerdo perfectamente la cara de mi psicóloga, quien rápidamente dijo: «Alto ahí. Tres es el número límite. Más de eso ya no es sano ni para vos ni para los animales, no te conviertas en acumuladora de animales”.
En ese momento no entendí mucho lo que ella estaba tratando de explicar porque aún no sabía cómo manejarme con los animales. Ni siquiera tenía idea de los requerimientos básicos que un gato podía llegar a tener ni de la necesidad de prestar atención a la caja sanitaria y mucho menos comprendía los problemas de mi vida que estaba queriendo tapar. Tiempo más tarde y ya con la gata nueva en casa, una amiga muy cercana, también psicóloga, me hizo poner cartelitos en ciertos lugares estratégicos con leyendas del tipo “BASTA DE GATOS” y “ADOPTAR NO ES ACUMULAR”.
Esto que parece algo exagerado, no lo es. El límite entre el amor por los animales y la acumulación es muy delgado y por lo general es algo que pasa desapercibido hasta que la historia se sale de control y se transforma en un delito. Anahí Campero, voluntaria de Gatitos de la Sarmiento, difiere mucho en esto y afirma que “esa línea es bien clara para personas con sentido común” pero, ¿tenemos sentido común para discernir cuántos gatos son muchos gatos?
Anahí tiene cuatro pero hoy asegura que su límite son dos. Y en un punto, no solo le doy la razón sino que apoyo ese número. Los felinos son animales territoriales, cazadores solitarios, se estresan con facilidad, requieren de alimentación para carnívoros estrictos y un hogar catificado y libre de stress. Además, no olvidemos esa regla de oro que la mayoría se niega a cumplir: 1 gato = 1 caja +1.
Síndrome de Noé es el término coloquial usado para describir lo que, en psiquiatría, se denomina Trastorno de Acumulación de Animales. Las personas que lo padecen acumulan un gran número de animales en casa (perros y gatos, principalmente) sin poder proporcionarles los cuidados básicos.
Las personas compulsivas, que tienen necesidad de controlar y poseer animales sin importarles de qué modo la vida de esos seres se ve afectada, no es algo que debamos minimizar. Lamentablemente internet y las redes sociales fomentan esto día a día. Y en vez de ayudar a estas personas, los animan a seguir acumulando. Hace poco, conocí una veterinaria experta en gatos que tenía 11 animales en su departamento. Y no solo eso: rescató uno con vif, no tomó los recaudos pertinentes, parte de la manada se vio comprometida y uno murió. Creo que era no era muy consciente de lo que había sucedido porque me dijo: “ahora que me escucho diciéndote eso, me doy cuenta de la locura”. Si buscamos en google «Acumuladores de animales» podremos encontrar series, documentales y programas especiales sobre el tema. Uno de ellos es «Cat ladies» (2009) dirigido por Christie Callan-Jones, quien lejos de juzgar, muestra un enfoque real y sincero sobre esta problemática.
Entender una situación tan compleja como esta no es nada fácil. Ni aún con los recursos financieros correspondientes y una casa grande, se puede llevar acabo esto sin ayuda de otras personas que estén pendientes y colaboren en el día a día a, por lo menos, ordenar las comidas por turnos para que puedan alimentarse tranquilos y sin competir por la presa. Cada animal debe comer una ración según su peso y estado de salud. Meter alimento ultra procesado en un cuenco y que se arreglen no es la salida. Seamos responsables, no fomentemos la compulsión. Adoptar es un acto de amor responsable; la acumulación es otra historia.
Nota: Necesitamos de tu colaboración para sostener este proyecto. Si te gusta el contenido que generamos, invitanos un cafecito.
Adoptar un perro habiendo gatos en la casa puede ser difícil pero no imposible. Hay muchos recursos que podemos utilizar para que los animales no se estresen y el proyecto llegue a buen puerto.
Adoptar un perro e incorporarlo a un hogar que ya tiene gatos no tiene que ser una experiencia traumática. Y lo primero que debemos tener presente son estas tres palabras: educación, preparación y dedicación.
1. Vayamos por partes.
Los gatos son cazadores solitarios, esto significa que no viven en manada como nosotros queremos creer. Por eso es muy importante que como guardianes, entendamos que, a diferencia de los perros, los felinos no forman grupos cohesivos. Ellos no han tenido la necesidad de evolucionar sus reglas sociales para vivir en comunidades. Y somos nosotros los que imponemos tales cosas, muchas veces, causándoles un stress innecesario. Lo primero que recomiendo es consultar con una terapeuta florar. En Buenos Aires existe una muy buena y se llama Silvina (Flores4Patas). Los animales reaccionan sorprendentemente bien a las esencias florales y son un excelente complemento. También podemos recurrir a las feromonas, que nunca son «la» solución pero ayudan muchísimo. Si consiguen Feliway, sería estupendo pero también existen otras (no las probé) llamadas serenex.
2. Catificación del hogar.
Es fundamental que el felino tenga su espacio con lugares altos para trepar y escapar o refugiarse. Los árboles para gatos y las estanterías deben estar distribuidas por toda la casa aún si no hay perros. ¿La razón? Se sentirá seguro porque puede controlar la situación. Entonces, hay que aprender a sacar ventaja de un animal que no se limita a estar en el piso.
3. La preparación.
Es muy importante entrenar al perro. Si ya tenés uno y querés incorporar un gato a la familia, entrenalo. Tomate el tiempo necesario para que él entienda las órdenes y esté listo para el nuevo desafío. ¿Podrán llevarse bien? Todo dependerá del temperamento, socialización, niveles de confianza, experiencias pasadas, instinto depredador, edad, etc. Nunca debemos juntar un perro y un gato o un gato y otro gato sin una previa preparación del hogar y del animal. Además, hay que tener en cuenta que las interacciones entre dos animales desconocidos podrían ser peligrosas. Y ni hablar cuando uno de ellos es un perro.
Tanto el perro como el gato vienen de «fábrica» con instinto cazador y naturaleza territorial. Entonces hay que tener paciencia, paciencia y más paciencia. El período de adaptación puede durar horas, semanas o meses. Al principio, perro debe estar con correa durante este tipo de presentación para que no ataque al gato y sobre todo, para poder sujetarlo en caso de peligro. Y como explicamos al comienzo, el gato debe contar con un lugar seguro donde refugiarse y diferentes vías de escape dentro del hogar. Y debe ser siempre el que dé el primer paso. Tu función como guardián será observar con mucha atención el comportamiento de ambos. No te olvides nunca que los gatos se estresan con facilidad y es posible que el ladrido del perro lo asuste.
¿El perro se puso rígido, quiere atrapar al gato? Algo en esta presentación no estaría funcionando. Tampoco permitas que el perro acorrale e intimide al gato. Que cada uno tenga siempre sus juguetes a mano y los comederos en sitios diferentes. (Podés preparar snacks saludables para gatos y perros. De esta manera, podrás premiarlos cuando se estén portando bien). Todos los días, podés acercarlos un poco más, de acuerdo a la reacción que vayan teniendo cuando comparten espacio pero siempre debés estar presente. A medida que ambos se familiaricen, podés tratar de sacarle la correa al perro. Si te asusta la idea, no olvides que existen expertos en etología animal que podrían hacer «el trabajo sucio» por vos.
Cuando asumimos la responsabilidad de tener un animal solo vemos la parte linda del asunto. Y cuando aparece la otra parte, nos queremos morir. ¿Es importante tener un seguro para mascotas?
Después de los 6 años, el gato debe ir a control cada seis meses. Y esto implica una serie de estudios y chequeos carísimos que no siempre se pueden costear. Ni hablar si además, ese animal tiene una patología severa. Por esta razón, muchos no terminan de comprender porqué ese gato que parecía sanísimo ahora está luchando por su vida. Teniendo en cuesto este punto, sacar un seguro veterinario para mascotas no sería algo tan disparatado.
Adoptar es hermoso pero no es fácil ni ecómico. A veces, ni siquiera consideramos los imprevistos ni los gastos veterinarios más básicos como vacunas o desparasitaciones y sin embargo es muy importante hacerlo. Lo mismo pasa cuando decidimos tener un hijo. Hoy existen muchas empresas que prestan servicios para las mascotas y esto incluye obra sociales y seguros: si murió tu gato, algunas pólizas te cubren el dinero para que compres otro de la misma raza.
Andy Tavolaro tiene un perro (Ziggy) y una gata (Tita). Y hace unos años, decidió contratar una obra social para que Ziggy, que venía con patologías preexistentes, estuviera cubierto. «Ziggy tiene obra social porque tratar sus enfermedades de forma particular me resultaba muy costoso. En cambio con la gata no se justifica tanto ese desembolso mensual porque es sanísima», nos explica.
Como imaginarán, no todo el mundo puede o tiene ganas de costear un servicio de estas características por eso, en nuestro podcast, Ezequiel Baum nos explica cómo armar un fondo para emergencias veterinarias, para evitar que esos gastos que nadie tiene en cuenta, nos dejen en rojo o nos hagan pasar un mal momento.
En todos los países la medicina veterinaria es muy cara y por eso siempre insistimos con la prevención. Y en esta sentido aparece como pilar fundamental la alimentación. El alimento seco, mal llamado balanceado, es el causante de un montón de enfermedades evitables. Una de las emergencias felinas más comunes es la obstrucción urinaria. Esto es potencialmente mortal y en algunos casos, requiere de internación. Ojo, esto no quiere decir que el gato o perro nunca se enfermen sino que su calidad de vida va a ser muchísimo mejor que la de un animal que consume «trash» y sus defensas van a estar altas y podrá hacer frente a un tratamiento de otro modo. Si quieren escuchar el episodio sobre cómo armar un fondo de emergencia para mascotas, aquí dejamos el link para que escuchen.
Los gatos no necesitan usar nada de todo eso que les ponemos para adornarlos: ni vestidos, ni bijou, ni zapatillas ni tapados. La única razón que justifica la presencia del collar es el uso de chapita identificatoria. ¿Son peligrosos los cascabeles para un gato? Sí, los cascabeles son malos. Los felinos tienen un sentido auditivo muy desarrollado, se estima que escuchan 14 veces más que nosotros, entonces… ¡ponete en su lugar! ¿Te gustaría vivir con un sonido insportable cerca de tus orejas por años y años?
Las historietas y los dibujos animados suelen contribuir bastante a crear costumbres no muy buenas para nuestros animales y si bien el origen del cascabel es otro, seguramente habrás visto miles de fotos y cartoons de gatitos con estos dijes sonoros colgando de un collar.
1. Un poco de historia.
La famosa frase«¿quién le pone el cascabel al gato?» se refiere a la dificultad de hacer algo por considerarlo peligroso y proviene de la fábula de los ratones «en la que estos proponían poner un cascabel al gato para saber cuándo se acercaba y tener así tiempo de huir». Pero hay otras referencias literarias y culturales como «La gata Fluffy» de los Rugrats y nuestro adorado Maneki Neko. Cuando compré los primeros collares para mis gatos, fue el veterinario quien quitó los cascabeles por considerarlo un arreglo estético innecesario y contraproducente.
2. ¿Moda inútil?
El cascabel se usa como adorno, básicamente. Aunque algunos seguidores me han comentado que lo necesitan para poder localizar a sus gatos negros. Esto podría tener sentido pero aún así, no lo recomendamos. El animal debe ser animal y no objeto. Por eso insistimos tanto con la «no humanización». Y si bien en el campo los usan como forma de advertir a otros animales la cercanía de este hábil cazador, lo único que se nos ocurre decir es dejen a los bichos en paz.
Libre para poder expresar las conductas y pautas de comportamiento propias de su especie.
3. Las contraindicaciones.
Como explicamos al comienzo, el cascabel provoca un ruido constante cerca de las orejas del animal y esto puede ser muy perturbador, estresante y dañino. En algunos casos, el gato podría sufrir un deterioro auditivo y el bienestar animal es lo primero que nos debe preocupar. Además es incómodo y peligroso porque seguramente querrá sacárselo, pudiendo ahorcarse en el intento. Y toda esta lucha constante para zafarse del collar (y del dije ruidoso), le provocará un stress innecesario y evitable. Los gatos adoran la calma y el silencio, no alteremos su vida por seguir las tendencias del mercado. Repasemos las 5 libertades del bienestar animal:
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