Artritis

Los gatos son muy hábiles para disimular el dolor y por eso es conveniente conocer los síntomas de la artritis.

La osteoartritis no solo es una enfermedad sumamente dolorosa y debilitante sino que es muy común en perros y gatos. Yo nunca había reparado en esto hasta que un día, mi gato Amtommio dejó de moverse: se subió a la cama y se quedó allí, inmóvil y sin hacer ningún movimiento; ni siquiera para comer.
Automáticamente lo llevé al veterinario para que le hicieran una placa y así fue como le diagnosticaron artritis y una enfermedad discal que, sumadas a su cuadro general, complicaban muchísimo el panoraba. La MV Gabi Despuys le dio un par de remedios, entre ellos colotrin palatable, que lo ayudaron a recuperar poco a poco la movilidad aplacando los dolores. Mientras tanto, analizábamos qué hacer: Gabi, conociéndome, me ayudó a revisar opciones menos invasivas para darle calidad de vida a Amtommio, aún sabiendo que ya le quedaba poco tiempo.


Diagnóstico – Artritis

Hay muchas señales de que un animal está desarrollando artritis, artrosis o un problema discal: las patas se traban o se ponen rígidas, hay menor actividad física y áreas de dolor fáciles de notar. ¿Cómo podemos ayudarlos? Una dieta anti-inflamatoria es fundamental y debe contener proteína animal de muy buena calidad (grado humano), corazón, vísceras y huesos, o bien, una cantidad adecuada de calcio. ¡El calcio no se negocia!
Si no hay calcio el animal se puede enfermar pero ojo, tampoco podemos darle una sobredosis. Por eso es tan importante que la dieta sea formulada por un veterinario nutricionista. Si el veterinario no sabe de nutrición y formula, podría hacer un desastre y lo digo con conocimiento de causa. También es importante brindarle suplementos, fibra y Omega3.
Consultar con un profesional experto en fisioterapia animal para que nos ayude con la gimnasia de rehabilitación. «La mejor estrategia a largo plazo para retrasar la aparición de los síntomas de la artritis es hacer ejercicio intenso todos los días. ¡Y de forma constante! Sin el ejercicio, tanto los gatos como los perros presentan síntomas más marcados de forma prematura», indica Karen Becker.

Con el fin de prevenir la progresión de la enfermedad es muy importante tomar las medidas necesarias tan pronto como sea posible y la pasta dorada, por ejemplo, tiene propiedades antinflamatorias y antioxidantes y se ha utilizado en la medicina humana para prevenir la artritis y el cáncer. El huevo, por ejemplo, es un suplemento completísimo. ¿Viste la membrana que viene con la cáscara? Tiene un 40% aproximado de colágeno, ácido hialurónico asimilable, condroitina, glucosamina, queratina. La podés sacar con cuidado y dárselas con la comida.

📌En la medicina veterinaria, muchos profesionales utilizan esta pasta para tratar a los perros y gatos con artritis, cáncer y otras enfermedades inflamatorias crónicas. Mi maestro, el Dr. Vergara, ha tenido muy buenos resultados en animales con estas patologías.

RECETA DE PASTA DORADA

1/2 taza de cúrcuma en polvo orgánica
1 taza de agua filtrada
1/3 de taza de aceite de coco, orgánico y prensado en frío
1/2 – 1 1/2 cucharadita de pimienta negra o de cayena recién molida para activar. Esto aumenta la biodisponibilidad.

Preparación:

-Ponemos en una olla a fuego medio la mitad del agua junto con la cúrcuma y vamos removiendo hasta conseguir una mezcla homogénea. ¡No quemar la cúrcuma!
-Cocinamos por 10 minutos y durante este tiempo iremos agregando el resto del agua sin dejar de revolver.
-Una vez pasado ese tiempo, retiras del fuego, añadimos el aceite de coco y la pimienta de cayena recién molida y removemos bien.
-Cuando esté todo bien mezclado (te quedará una textura como de yogur) y tibio, se puede poner en un envase de vidrio y cuando se enfríe, va a la heladera. Por lo general, dura 7 días. -Vos también podés usarlo en una ensalada o junto con las comidas. 

Pasta dorada

Por lo general, la dosis varía de ¼ cucharadita a 1 cucharadita al día, dependiendo del tamaño del perro y el problema del salud a tratar y siempre que no tome analgésicos. Y en gatos, menos de 1/4 de cucharadita. Los animales que no deben consumir cúrcuma son aquellos con una cirugía programada, enfermedades de la vesícula biliar, diabetes, enfermedad de reflujo gástrico (ERGE), tumores sensibles a hormonas y problemas para absorber el hierro. Hablá con tu veterinario holístico que te diga cómo, cuándo y cuánto debés brindarle a tus animales. 


Mi gato Amtommio en la cocina

Vacunación responsable vs sobrevacunación

Probablemente no exista otro avance médico que haya salvado más vidas que las vacunas. Lamentablemente muchos animales experimentan efectos secundarios leves y no tanto y por eso siempre debemos optar por una vacunación responsable.

Vacunación responsable

Voy a hablar de un tema muy polémico, que se conoce hace casi 30 años y que es muy poco divulgado: el exceso de vacunación en los animales. Cuando mi gato Amtommio enfermó, en el 2015, todos los profesionales que consulté, concluyeron en que el tumor (fibrosarcoma) era producto de la triple felina y que debía dejar de vacunarlo.

En ese momento, como estaba desesperada, consulté con 7 veterinarios convencionales (desde el más comercial y televisivo hasta los del Hospital Escuela) y todos me dijeron lo mismo: fue la vacuna. Creo que como guardianes de mascotas, debemos exigir una explicación clara, seria y honesta al respecto. ¿Por qué si saben las contraindicaciones de la antirrábica, la triple felina y la vacuna contra la leucemia ninguno parece querer blanquearlo? Según el Centro de Cáncer para Mascotas, los tumores que desarrollan los gatos después de la vacunación generalmente son fibrosarcomas, pero también pueden ser rabdomiosarcomas, histiocitoma fibroso maligno, sarcoma indiferenciado, osteosarcoma extrasquelético y condrosarcoma.

Según explica la Dra. Becker, los sarcomas asociados a la vacunación generalmente son más agresivos que los sarcomas no relacionados con vacunas. Un estudio de 100 gatos diagnosticados con SPI reportó que el 60 % de los gatitos presentaron tumores de alto grado (altamente agresivos), mientras que sólo el 6 % presentó de bajo grado (levemente agresivos). Los sarcomas felinos asociados con las vacunas se desencadenan principalmente debido a la vacuna contra la rabia o la vacuna contra el virus de la leucemia (FeLV por sus siglas en inglés). Sin embargo, el SPI también se ha relacionado con la colocación del lufenuron inyectable (ingrediente activo de algunos productos contra las pulgas, garrapatas y otras plagas), antibióticos de acción prolongada, corticosteroides, microchips y zonas del cuerpo de un gato donde se utilizaron materiales de sutura no absorbibles”. Con esto no estoy diciendo que haya que dejar de vacunar al gato (o perro) sino que se debe hacer a conciencia. ¿Por qué revacunar a nuestras mascotas de por vida si no lo hacemos con nosotros mismos?, es una muy buena pregunta para arrancar con esta cuestión. Una de las cosas que quiero dejar bien en claro acá, es que la diferencia entre una persona que opta por una vacunación responsable y un antivacunas, es inconmensurable. Por eso me enoja que una veterinaria como la Dra. Sara Wooten haya escrito un artículo espantoso sobre el tema acusándos a muchos de nosotros de antivacunas cuando eso no es para nada cierto.  

Amtommio a upa


Los que tenemos o tuvimos gatos con fibrosarcomas, sabemos lo que significa transitar esa enfermedad con ellos y la culpa inmensa que no se va, menos después de la muerte del animal, por algo que se podía haber evitado. Siempre pienso que si pudiera volver el tiempo atrás, volvería al momento en que lo encontré a Amtommio y esperaría hasta los 6 meses para aplicarle todas las vacunas y reducir riesgos, buscaría un buen veterinario holístico que le recetara algún remedio detox para disminuir las consecuencias y listo. Lamentablemente es algo que no puedo hacer pero sí puedo contarlo acá, a ustedes. (En estos años, he tenido la posibilidad de charlar con muchas  personas cuyos perros y gatos tenían fibrosarcomas necrosados. Algunos veterinarios me convocaron para que fuera a dar charlas a sus consultorios sobre cómo atravesar algo tan tremendo como un tumor sumamente agresivo y reincidente como el que producen estas vacunas. Devastador). Entonces, no estoy hablando de no vacunar al gato o al perro sino de no sobrevacunarlos. En lo personal, mis gatos son de interior, esto significa que no están en contacto con otros animales, con lo cual, tomar la decisión de no vacunarlos más, ha sido fácil. Si tu gato sale y está en contacto con otros gatos, sí debés vacunarlo pero pedí a tu veterinario holístico que te dé un detox y repasen los pro y los contra de vacunarlo en exceso. Es importante. Los efectos de estas vacunas pueden aparecer aún 10 años después de suministradas. También se puede pedir un examen de concentración de vacunas, en algunos países se hace y es caro. Sé que en Argentina hay un método de saber estas cosas porque me lo han ofrecido pero nunca llegué a saber los costos.
Para terminar, dejo esta frase de el Dr. John Robb aclara: “El trabajo de los veterinarios es vacunar con el fin de producir inmunidad con la menor dosis y el menor número de aplicaciones que cumplan ese mismo fin. Una vez que la mascota es inmune, el trabajo está hecho.»

Nota: Vacunar al gato en la cola es la mejor opción. 

Mi gato Amtommio con un origami

Los últimos días de Amtommio

Quiero compartirles algo sobre el último tiempo de Amtommio: mi gato empezó con TN (Terapia neural) el 20 de marzo de este año. Él tenía un fibrosarcoma que fue operado en el 2015. Lamentablemente estos tumores son reincidentes y suelen volver cada 1 o 2 años. Tras un largo periodo de tratamiento antroposófico con viscum, decidí probar con la TN y nada salió como esperábamos (hasta el veterinario se empezó a mostrar muy preocupado por lo que estaba pasando mi pobre gato). Aún así, seguimos. A la primera aplicación empezó a arrastrarse, a la segunda dejó de caminar, a la tercera se había llenado de tumores (las placas comparativas de antes de empezar y la que le sacaron unos días antes de morir, no se pueden creer). Sin embargo no vengo a contar esto sino a decirles que si un gato pierde o está perdiendo la movilidad, el veterinario debe darnos alguna opción lógica para tonificar los músculos y evitar el deterioro de la masa muscular. Y que si el gato (o el animal) tiene una lastimadura y el veterinario que aplica la TN insiste en que hay que dejarlo en contacto con la tierra, se puede agarrar una bichera. Es fundamental entender que cuando un animal deja de moverse y está en el jardín, rodeado de moscas, puede agarrarse una bichera. Y que si una vez curada o en tratamiento, el veterinario insiste en que debe volver al jardín… estamos en un problema. Yo no conocía las bicheras hasta que mi gato se agusanó todo en la boca y en la zona testicular. Algo que se podía haber evitado. Cuando uno pisa el consultorio de un profesional holístico, debe contarle toda la historia de vida del paciente. El veterinario sabía que mi gato era ultra sensible y que cualquier cambio, le podía producir un enorme stress, debilitando rápidamente su sistema inmune. No lo tuvo en cuenta.

Seguramente muchos de ustedes saben todo esto pero también puede que haya gente que lo desconozca como yo. Mi gato no se merecía este final. La veterinaria que lo vio en la guardia y que le hizo la limpieza quirúrgica en Semana Santa no podía creer que me hubiesen indicado tamaña cosa con el animal en ese estado. Si el animal está acostumbrado a estar en el jardín y eso le hace bien, usen pañales. Al menos le van a proteger un poco más los genitales de los gusanos. Y le van a ahorrar el stress que esto le provoca.

Mi gato Amtommio mirando a cámara

Hasta siempre, Amtommio

Cuando un animal amado se enferma es todo angustia. Sin embargo, uno debe reponerse como sea y brindarle amor, tranquilidad, tratamiento y una buena alimentación. Los animales son muy perceptivos y Amtommio era el rey de la percepción.

Amtommio bebé

Cuando adopté a Amtommio, allá por abril del 2010, no estaba en mis planes tener otro gato. Recién había llegado el Dr. Oli Shapiro a casa y lo último que necesitaba era seguir sumando animales. Sin embargo, cuando lo vi junto a sus hermanos, totalmente sucio y desamparado en un lugar de Belgrano R., supe que estábamos predestinados. Pagué por él un precio simbólico, como para cubrir los gastos del veterinario que lo había rescatado y lo traje envuelto en una toallita de mano. Él tenía menos de un mes y su mirada era conmovedora. Además, lloraba todo el tiempo y parecía muy frágil, tal vez porque acababa de escapar de la muerte y no confiaba en los humanos. Así y todo, ya se perfilaba como un luchador de pelo salvaje.



1. Un gatito Kurt Cobain.

Tan salvaje era su melena que en las veterinarias lo apodaron “Kurt Cobain”. Por aquellos tiempos yo sabía poco y nada sobre gatos: no entendía por qué rompían cosas, me frustraba cuando no me dejaban dormir y me sorprendía que me siguieran por toda la casa sin importar la hora. Amtommio era muy dependiente y vivía pegado a mí a tal punto, que en septiembre de ese año, me destrocé el pie intentando esquivarlo. Pasé seis meses en reposo con mi gato abrazado a mi pierna día y noche. 

2. El fibrosarcoma.

Los años pasaron y entre nosotros nada cambió: él no podía estar lejos mío y yo no podía estar sin él. Un día de verano yo tuve una pérdida y me asusté muchísimo. Mi primer impulso fue largarme a llorar y luego ponerme a jugar con mi gatito, igual que hacen las gatas. Y ahí fue todo un horror: le descubrí un bulto cerca del omoplato. Me repetí: no es nada no es nada no es nada pero lamentablemente no podía quitarme de la cabeza lo que acababa de palpar. Una semana más tarde arrancó nuestro periplo por todas las veterinarias del barrio y de Capital Federal también. Tony tenía tan solo 5 años, era un gato joven pero el pronóstico no era nada alentador: la biopsia señalaba fibrosarcoma producto de una vacuna y había que operarlo cuanto antes.


«Según el Centro de Cáncer para Mascotas, los tumores que desarrollan los gatitos después de la vacunación generalmente son fibrosarcomas, pero también pueden ser rabdomiosarcomas, histiocitoma fibroso maligno, sarcoma indiferenciado, osteosarcoma extrasquelético y condrosarcoma. Los tratamientos convencionales para los sarcomas relacionados con vacunas son las cirugías y la radioterapia. Desgraciadamente, debido a que este tipo de tumor se mueve rápidamente y la tasa de recurrencia es alta, el 40% de los gatitos presentan una recurrencia dentro de 1 a 2 años, incluso si se realiza una cirugía agresiva y radioterapias antes y después de esta”, explica Karen Becker.

Y así fue: dos años después de esa primera intervención quirúrgica, apareció el segundo tumor. Mi gato venía de pasar un episodio ultra traumático (se había rebanado misteriosamente una de sus orejas), eso le bajó las defensas e hizo que el tumor reapareciera con más fuerza. Mi primera reacción fue impedir que volvieran a abrirlo porque estaba tan estresado que su corazón no iba a soportar otra anestesia.

Hoy, luego de tanto camino recorrido, recuerdo ese momento con mucho amor: me había propuesto a toda costa bajarle el nivel de angustia. Entonces, empezamos a jugar mucho más, hice un cambio drástico en su alimentación, armé este blog, arranqué a meditar todos los días para controlar un poco mi nivel de ansiedad… Y con medicina antroposófica (la veterinaria usó viscum), logramos salir de este embrollo una vez más.

3. Relación simbiótica.

Es muy difícil explicar mi relación con este gato porque era algo muy fuerte e intenso, nos conectábamos desde otro lugar y por eso los veterinarios me decían que lo que le pasaba, era básicamente culpa mía. Al ser tan simbióticos, si yo me sentía mál, él también. “Vos lo estás enfermando y vas a terminar con su vida”, me repetían con vehemencia y en vez de tranquilizarme, yo me ponía peor porque sentía que todo esto era realmente mi culpa y no podía soportarlo. Hasta llegué a pensar en darlo en adopción para que pudiera tener una vida mejor de que la que llevaba a mi lado.


El 2018 fue todo un infierno porque en mi familia pasaron muchas cosas serias, graves, malas y yo estaba muy desbordada. Amtommio, desde luego, pasó ese año tomando remedios y entrando y saliendo de consultorios dos veces por semana. Estaba fuerte y hermoso pero a veces vomitaba o su pelo se ponía feo y la veterinaria me hacía llevarlo de urgencia. Los vómitos y un pelo en mal estado son dos síntomas que no hay que dejar pasar así nomás. Lamentablemente, en diciembre reapareció el tumor, de nuevo se habló y yo me negué. Quería seguir intentando con el viscum pero como había cambiado de veterinaria y no lograba conseguir la medicina, estaba completamente perdida. Finalmente, en el mes de marzo, decidí empezar un tratamiento de terapia neural y así fue como en poco tiempo, me quedé sin gato.


Amtommio era puro pelo y amor y cuando estaba bien, parecía un visón. Le gustaba afilarse las uñas en todos lados y rompía libros, cortinas, sábanas, mantas, toallas, paneles acústicos y puertas de armarios. También le encantaba sentarse debajo la silla donde yo trabajaba y mojarse la cabeza con el agua de la canilla de la cocina. Siempre caminaba a mi lado, chequeando mis pasos y me esperaba detrás de la puerta de entrada cuando yo salía. A veces se hacía el loco y se escapaba a la calle pero lo único que hacía era frotarse contra las baldosas y volvía a entrar, rapidito. Su último mes y medio de vida fue horrendo y no se lo deseo a ningún gato. Aún así, yo le cantaba canciones todos los días en busca de un milagro. Hasta le armé un playlist en Spotify con su nombre para que lo escuchase toda la noche y se sintiera acompañado.

“La muerte no es deprimente ni seductora: es simplemente un hecho de la vida”, dice Sogyal Rimpoché en “El libro tibetano de la vida y la muerte”. Ese libro lo leí cuando falleció mi papá y debería releerlo ahora, donde todo me parece tan doloroso e imposible de soportar. La vida sin Amtommio es rara y sinsentido pero me consuela saber que él ya no tiene que lidiar con más veterinarios, ni inyecciones, ni quirófanos. Me consuela saber que lo quise como a nadie, que su historia ha ayudado a muchos gatos a tener mejor calidad de vida y, sobre todo, que algún día, nos vamos a reencontrar.