Según el centro de tratamiento oncológico Flint Animal Cancer Center, uno de cada cinco gatos es diagnosticado con cáncer a lo largo de su vida. Ahora bien, ¿existe un nexo entre esta enfermedad y la alimentación?
Todas las semanas, recibo al menos un mail de alguien que leyó la nota que nos hicieron en el diario La Nación. «Mi gato tiene cáncer, estoy desesperado», dicen. Y lo primero que preguntan tiene que ver con la alimentación. Lamentablemente, la comida seca, mal llamada «alimento balanceado», tiene muchísima incidencia en la salud de nuestros animales, por eso desde #MiGatoDinamita insistimos tanto con la prevención.
El cáncer más frecuente en gatos es el sarcoma de tejidos blandos (fibrosarcoma) y en muchos casos, está asociado a las vacunas. Mi gato Amtommio fue diagnosticado en 2015 y ahí comenzó nuestro largo periplo: operaciones, interconsultas, miedos, desesperanza y un cambio de alimentación. La dieta fisiológica es casi el 90% del tratamiento. ¿Por qué razón? Simple: mantiene al animal bien nutrido, hidratado y con el sistema imnune fuerte. Y frente a ciertas patologías, modificar la comida debería ser el primer abordaje.
Lamentablemente, muchos veterinarios aún minimizan el poder de una alimentación adecuada para carnívoros y eso hace que se pierda mucho tiempo y el paciente se deteriore rápidamente. Además, las operaciones suelen ser muy agresivas y el fibrosarcoma es un tumor reincidente.
1. Hidratación.
Los gatos son los únicos animales que se hidratan a través de lo que comen. Si uno les da croquetas momificadas, ese animal vivirá en estado de deshidratación crónica leve. Yo no tenía idea de esto hasta que una veterinaria me dijo: «tu gato está deshidratado. Tiene el pelo hirsuto«. Lo que vino después fue la transformación: a pocas horas de haberle modificado la alimentación, Amtommio floreció, igual que una planta. Y esto no es un dato menor porque, como bien sabemos, todo ser vivo necesita agua, algo «esencial para el desarrollo de procesos orgánicos como la digestión y para la absorción y eliminación de desechos».
«Si lo vas a hacer, hacelo bien o no lo hagas. No es difícil hacer comida para gatos pero hay que hacer la tarea primero (aprender). Y no volverse creativo, agregando u omitiendo ingredientes de una formulación balanceada».
Lisa Pierson
2. Alimentación.
A raíz de Pet Fooled y de toda la movida sobre alimentación fresca o natural, muchas personas se lanzaron a la fabricación de alimento para animales sin tener noción de lo que estaban haciendo. Y esto es tanto o más peligroso que el alimento seco. Una dieta incompleta, sin fuente de calcio ni taurina es un riesgo para tu gato. Y salvo que mandes a analizar lo que estás comprando, muchas veces es imposible saber lo que ponemos en el plato hasta que el animal empieza a desmejorar. Yo tampoco tenía idea de lo que me esperaba y la veterinaria, al no saber nada de nutrición, consideraba que poner carne y calabaza en un plato era suficiente. ¡Error! La comida debe ser balanceada y suplementada y la ración se arma de acuerdo al peso, edad, estado de salud y actividad del animal.
3. No hay recetas.
Los felinos son muy particulares: no necesitan cazar en compañía dado que las presas que comen son pequeñas, se estresan con facilidad y son rutinarios. También es cierto que la comida ultraprocesada es adictiva y salvo que se haga una transición a conciencia, va a ser muy difícil que quiera dejar las harinas y volver a su origen de carnívoro absoluto. Por eso muchas personas ven como un imposible el cambio nutricional. «Mi gato no quiere comer otra cosa», aseguran. Y los entiendo: yo tampoco quiero dejar la Coca Cola o el café pero el agua es mil veces más saludable.
«Y si me dieras recetas yo empezaría a cocinar para él y tal vez…», insisten. En ocasiones resulta difícil que personas que están atravesando una situación tan estresante entiendan que la alimentación fisiológica es una fórmula. Ellos quieren recetas y la dieta se arma con un porcentaje de carne, vísceras, corazón, hígado, huesos carnosos y suplementos. Y todo debe estar perfectamente equilibrado. No hay nada más y nada menos.
Lamentablemente, muchos dejan de escribirme cuando les recomiendo leer el #4 de Hello Cats. En ese número, imprescindible como material de prevención y fundamental cuando se está atravesando un diagnóstico tan cruel, Pablo Erpel (veterinario) afirma: «Lo complejo no es preparar el alimento fresco para una mascota sino que el profesional pueda transmitir adecuadamente el modo de llevar a cabo esto. Y que el tutor que recibe esa información, la comprenda correctamente. Es decir: el plato del animal debe tener todo aquello que el veterinario o nutricionista indicó y en las cantidades precisas».
4. Ante todo mucha calma.
Enfrentarse a una situación de estas características es muy shockeante. Tampoco hay que olvidar que los gatos, al ser muy perceptivos, se dan cuenta rápidamente de que algo no está bien. ¿Qué hacer entonces? Relajarse y respirar para no generarle más stress.
Por suerte, hoy en día existen un sinnúmero de tratamientos que pueden ajustarse a cada paciente en particular (inmunoterapia, fitoterapia, antroposofía, quimioterapia, etc) sin desatender la alimentación. Una dieta fisiológica o una cetogénica, formulada según el historial clínico de cada paciente, es primordial para que pueda estar fuerte y con sus defensas altas para afrontar mejor cualquier tratamiento. ¿Las flores de Bach y las feromonas pueden ayudar? Desde luego pero sin olvidar que son un complemento y deben usarse según la indicación del terapeuta. Silvina Ocampo de Flores 4 patas dice: «lo primero que hago es preguntarle al guardián si va a poder hacer el tratamiento según lo indicado. Si no puede cumplir las pautas, difícilmente sirva».
La interacción con su familia puede tranquilizar al animal, así como incentivar a que se mantenga lo más activo posible. Los juegos siempre ayudan a mejorar los vínculos. ¡Entonces, transformemos el juego en terapia! Y usemos música para armonizar el ambiente.
«Muchos guardianes de animales con patologías severas han logrado prolongarles la vida gracias al cambio de alimentación. Otros, cuyos animales murieron antes de poder intentar un cambio, optaron por modificar la dieta del resto de las mascotas de la casa».