Los humanos no somos demasiado conscientes del paso del tiempo en nuestros animales y tal vez por eso, nos cuesta tanto entender la importancia de la visita veterinaria cada seis meses, sobre todo cuando se trata de gatos mayores.
Se dice que un gato es oficialmente viejo cuando llega a los 10 años, sin embargo, en la actualidad, la mayoría vive muy bien hasta los 15, pudiendo prolongar su vida hasta los 20. En parte, esto se debe a los cuidados que recibe (alimentación adecuada para su especie, juegos y motivación, seguridad indoor, etc).
Esto no significa que los gatos mayores no se estresen con más facilidad que un animal joven y por eso es fundamental que la visita al veterinario sea semestral. Y después de los 10 años, debemos incluir un electrocardiograma.
En este punto, la caja de arena debe ser siempre cómoda y baja para que pueda entrar y salir de la misma con facilidad. No nos olvidemos que el gato es muy hábil para esconder dolores de todo tipo y malestares propios de una artritis, por ejemplo.
También es fundamental respetar sus rutinas y horarios de comida. Si le das de comer a las 8 de la mañana y a las 20, esos serán sus horarios. Y por lo tanto, comenzará a anticipar su próxima comida con antelación, preparando su sistema digestivo a las 7 y 19 horas respectivamente.
Mi gato Dr. Oli Shapiro, que cumplirá 13 en diciembre, ha comenzado a vocalizar más que de costumbre y solo se calma cuando le hablo. Si este es el caso de tu felino, llamalo por su nombre y hablale, aún cuando sea en medio de la madrugada. El sonido de tu voz lo ayudará a sentirse seguro. Y si le gusta pasar más tiempo en soledad, aprovechá para armarle un refugio cálido y confortable para que su vejez sea placentera pero siempre sin olvidar la interacción. Una caricia, peinarlo siempre a la misma hora o algún juego no muy brusco será algo muy gratificante para él. En casa, además, utilizamos feromonas y flores de Bach para ayudarlo a bajar su nivel de ansiedad. Y una vez al día, ponemos música relajante para gatitos.
Algo no menor, y que veterinarios amigos siempre me comentan, es que los guardianes de animales no registran demasiado lo que pasa en la casa hasta que ya es demasiado tarde. Aprendamos, entonces, a ser observadores: ¿consume suficiente agua? ¿está comiendo regularmente o perdió el apetito? ¿Se confunde o está más agresivo? ¿Qué pasa con la orina? ¿Se aisla? ¿Tiene dificultad para respirar? ¿Le cuesta entrar y salir de la caja de piedritas? ¿Cuántas horas duerme? Podés llevar un block de notas pero siempre sin ponerte obsesiva.
Algunos gatos mayores empiezan a tomarse su tiempo para comer: prueban un bocado, se van y vuelven para comer un poco más. Si ves que tu gato no pierde el apetito y que, en general, come toda la ración, dejalo tranquilo. Y que él maneje su ritmo.
Nota: los animales deben comer una ración diaria de acuerdo a su peso, estado de salud y edad. Si llenás el plato de alimento, nunca vas a poder controlar lo que ingiere. En cambio, si dosificás las raciones y las repartís a lo largo del día, la falta de apetito quedará rápidamente a la vista.