Mujer con gato a upa junto a estufa

Preparándonos para el invierno

Los gatos no son muy adeptos al frío del invierno y, por lo general, son muy sensibles a los cambios bruscos de temperatura. Cuidarlos a conciencia y asegurarles un hogar acogedor es muy importante.

Muchos de nosotros tenemos gatos indoor pero la realidad es que hay muchos animales que andan por la calle libremente hasta en días lluviosos. Y esto, además del riesgo habitual, puede ser aún más complicado cuando llegan los primeros fríos del invierno. En Buenos Aires el clima suele ser bastante más amable que en otras partes del país y del mundo pero eso no quita que no debamos tomar recaudos.

Llegó el invierno.

1. Chequeo completo.

Visitar al veterinario antes de que arranque la temporada invernal es algo fundamental. Un chequeo completo nos ayudará a tomar recaudos y nos servirá para ajustar la dieta, en caso de ser necesario. Y reforzar su sistema inmunológico: una alimentación adecuada para carnívoros (bien suplementada) mantiene al gato fuerte y bien nutrido.

¿Cómo reacciona el gato cuando llegan los primeros fríos? Se queda más tiempo en la cama, se duerme pegado a vos y busca fuentes calor todo el tiempo. Por eso es importante que estemos atentos a sus necesidades sin descuidar su ser animal: protegelo pero no lo vistas ni disfraces. Que sea libre de manifestar un comportamiento natural.

Nunca dejes solo a un gato o perro cerca de la estufa. Los animales pueden quemarse fácilmente o volcar un calefactor poniendo en riesgo a toda la familia.



2. Seamos precavidos.

Uno de los cuidados esenciales de tu gato en invierno es evitar exponerlo a cambios bruscos de temperatura y condiciones ambientales adversas. Lo principal, es chequear que nuestro hogar esté en condiciones para recibir el frío y para eso, hay que revisar ventanas, radiadores, enchufes, etc. Las estufas permiten climatizar adecuadamente cada ambiente pero para ello debemos estar seguros de que funcionan correctamente. Estar atentos a la humedad del aire tampoco es algo menor y si no tenés humificadores, podés pulverizar cada 5 horas un poco de agua en el ambiente. La sequedad excesiva puede ser muy perjudicial para el sistema respiratorio de perros y gatos.

3. Más precaución.


Es muy importante, además, estar atentos a cada detalle de la casa ya que el gato no mide consecuencias y no entiende que puede ser peligroso acercarse demasiado a la hornalla o al calentador. No va a ser la primera vez ni la última que un gato aparece con la cola chamuscada por pararse cerca de una hornalla, entonces ¡ojo! Es fundamental vigilar de cerca sus movimientos y si no podemos estar atentos, apagar las estufas. El año pasado, una seguidora armó una caja y la acondicionó con diarios y mantas para que su felino estuviera cómodo y protegido pero… ¡puso un caloventor adentro! ESTO ES UN PELIGRO y se podría haber incendiado todo. Seamos cuidadosos y no olvidemos que el animal, sin darse cuenta, podría volcarlo rápidamente y poniendo a todos en riesgo.

Si no vas a estar en tu casa, dejá una buena caja con mantas a su disposición para que pueda refugiarse ahí. ¿Entre nosotros? Dudo que la use porque siempre lo mejor será tu cama. Que tenga, entonces, una manta para él en tu pieza. Si conseguís, podés rociarla con feromonas sintéticas.

Nota: consultá con un buen nutricionista de gatos para que te arme una dieta apropiada para él según edad, peso, actividad física y patologías para mantenerlo sano y bien nutrido.

«Se supone que no existe nada que a los gatos les guste más que el calor, y es verdad que buscarán una chimenea, un acogedor fuego de leña o la compañía de una estufa de cocina, pero es perfectamente factible que vivan en el frío». (Carl Van Vechten)

Gato tomando agua

La importancia de la hidratación

Muchos tutores creen un cuenco de agua es suficiente para mantener los riñones del gato en óptimas condiciones. Lamentablemente, la importancia de la hidratación va mucho más allá.


¿Sabías que los gatos son los únicos animales que se hidratan a través de la comida? A veces, olvidamos la importancia de la hidratación y por eso, incentivarlos a beber es crucial.
Los gatos son carnívoros absolutos y descienden de los felinos que viven en el desierto. Y como allí no hay muchas fuentes de agua, tienen menos impulso de sed que otros animales.

La importancia de la hidratación


Cuando están en la naturaleza y cazan un ratón o un pájaro, encuentran allí todos los requerimientos necesarios para vivir. Una presa, con sus huesos, ojos, sangre y vísceras, tiene entre un 70 y un 80% de agua.

Lamentablemente, el bajo consumo de agua puede llevar a que tu gato pierda energía y empiece a tener el pelo hirsuto y un mayor riesgo de obstrucción uretral, sobre todo en machos.

Ocho problemas de salud que pueden causar deshidratación:

Diarrea
Vómitos
Diabetes
Golpe de calor
Regurgitación
Lipidosis hepática
Afección renal
Hipertiroidismo

Deshidratación crónica leve

Uno de los mayores peligros del alimento ultraprocesado es la deshidratación crónica leve a la que se ve sometido el animal.

Sin ponernos paranoicos, revisemos las encías de nuestro gato. Si están secas y pegajosas, hay que hacer urgente un chequeo completo para saber qué está pasando. En cambio, si están rosadas y húmedas, es altamente probable que todo esté okey.
Las alteraciones en el comportamiento siempre son signos a atender. ¿Está aletargado o duerme más que de costumbre? Ojo! Tampoco debemos olvidar que después de cada episodio de vómito o diarrea debemos rehidratar al gato. No importa si se trata de un episodio aislado o de un problema subyacente: si vomita o tiene diarrea se deshidratará con rapidez.

¿Cómo podemos ayudarlo?
Primero, visitando un buen veterinario nutricionista de gatos que nos arme una dieta fresca y húmeda para nuestra mascota. Y luego cambiando su recipiente de agua de plástico por uno de vidrio o cerámica. Si es de vidrio y transparente, mucho mejor.

El agua de la canilla no siempre es la más adecuada para ellos por las mismas razones que no es la más adecuada para nosotros: contiene pesticidas, metales pesados, cloro, fluoruro, cromo-6 y glifosato. Por esto, es fundamental que utilicemos agua filtrada pero por medio de un filtro apropiado que elimine todos aquellos productos peligrosos del suministro de agua. Y si no es filtrada, agua de botella baja en sodio.

También podés usar una fuente para gatos. Por lo general, ellos adoran estas fuentes porque les llama la atención el agua en movimiento y es un modo de enriquecer el ambiente de nuestro felino.

Caniche y gatitos

Quiero adoptar un perro

Adoptar un perro habiendo gatos en la casa puede ser difícil pero no imposible. Hay muchos recursos que podemos utilizar para que los animales no se estresen y el proyecto llegue a buen puerto.

Adoptar un perro.


Adoptar un perro e incorporarlo a un hogar que ya tiene gatos no tiene que ser una experiencia traumática. Y lo primero que debemos tener presente son estas tres palabras: educación, preparación y dedicación.

1. Vayamos por partes.

Los gatos son cazadores solitarios, esto significa que no viven en manada como nosotros queremos creer. Por eso es muy importante que como guardianes, entendamos que, a diferencia de los perros, los felinos no forman grupos cohesivos. Ellos no han tenido la necesidad de evolucionar sus reglas sociales para vivir en comunidades. Y somos nosotros los que imponemos tales cosas, muchas veces, causándoles un stress innecesario.
Lo primero que recomiendo es consultar con una terapeuta florar. En Buenos Aires existe una muy buena y se llama Silvina (Flores4Patas). Los animales reaccionan sorprendentemente bien a las esencias florales y son un excelente complemento. También podemos recurrir a las feromonas, que nunca son «la» solución pero ayudan muchísimo. Si consiguen Feliway, sería estupendo pero también existen otras (no las probé) llamadas serenex.

2. Catificación del hogar.

Es fundamental que el felino tenga su espacio con lugares altos para trepar y escapar o refugiarse. Los árboles para gatos y las estanterías deben estar distribuidas por toda la casa aún si no hay perros. ¿La razón? Se sentirá seguro porque puede controlar la situación. Entonces, hay que aprender a sacar ventaja de un animal que no se limita a estar en el piso.

3. La preparación.

Es muy importante entrenar al perro. Si ya tenés uno y querés incorporar un gato a la familia, entrenalo. Tomate el tiempo necesario para que él entienda las órdenes y esté listo para el nuevo desafío. ¿Podrán llevarse bien? Todo dependerá del temperamento, socialización, niveles de confianza, experiencias pasadas, instinto depredador, edad, etc. Nunca debemos juntar un perro y un gato o un gato y otro gato sin una previa preparación del hogar y del animal. Además, hay que tener en cuenta que las interacciones entre dos animales desconocidos podrían ser peligrosas. Y ni hablar cuando uno de ellos es un perro.

Tanto el perro como el gato vienen de «fábrica» con instinto cazador y naturaleza territorial. Entonces hay que tener paciencia, paciencia y más paciencia. El período de adaptación puede durar horas, semanas o meses. Al principio, perro debe estar con correa durante este tipo de presentación para que no ataque al gato y sobre todo, para poder sujetarlo en caso de peligro. Y como explicamos al comienzo, el gato debe contar con un lugar seguro donde refugiarse y diferentes vías de escape dentro del hogar. Y debe ser siempre el que dé el primer paso. Tu función como guardián será observar con mucha atención el comportamiento de ambos. No te olvides nunca que los gatos se estresan con facilidad y es posible que el ladrido del perro lo asuste.

¿El perro se puso rígido, quiere atrapar al gato? Algo en esta presentación no estaría funcionando. Tampoco permitas que el perro acorrale e intimide al gato. Que cada uno tenga siempre sus juguetes a mano y los comederos en sitios diferentes. (Podés preparar snacks saludables para gatos y perros. De esta manera, podrás premiarlos cuando se estén portando bien). Todos los días, podés acercarlos un poco más, de acuerdo a la reacción que vayan teniendo cuando comparten espacio pero siempre debés estar presente. A medida que ambos se familiaricen, podés tratar de sacarle la correa al perro. Si te asusta la idea, no olvides que existen expertos en etología animal que podrían hacer «el trabajo sucio» por vos.