La mayoría de los que compartimos la cama con gatos o perros, al día siguiente nos levantamos contracturados y doloridos, sin haber logrado descansar muy bien. Y para que un humano pueda rendir en su trabajo y mantenerse saludable, debe procurar cumplir con un mínimo de ocho horas de sueño. En lo personal, he tratado de sacarlos varias veces, lo que ha significado un estress importante para los gatos, que no entendían la razón y a toda costa, querían volver. Ellos son territoriales y mi cama, les pertenece.
Tras mucho investigar y preguntar a amigos y seguidores, he comprobado que ninguno duerme bien pero jamás intentaría desalojarlos. «El ronroneo de los gatos ayuda a alcanzar un estado de relajación y tranquilidad que nos permite conciliar el sueño con más facilidad», dicen desde Experto Animal. Y esto, claramente, es algo que solo puede colaborar en el descanso de los niños, que duermen relajados casi siempre. No olvidemos que algunos animales tienden a ocupar nuestro espacio o a recostarse sobre la almohada o sobre nuestra espalda. Esto sin contar arañazos, maullidos y pelos. Cuando todo esto sucede, el ronroneo es lo de menos.
¿Qué hacemos, entonces? Se podría intentar desmarcar la cama mediante el uso de vinagre (agua y vinagre por partes iguales, en un vaporizador y rociar con eso el colchón y las mantas) y, paralelamente, armar un lugar de descanso para ellos, en otro sector de la casa. Deberíamos usar feromonas (feliway) y catnip, por ejemplo, para convencerlos de hacer esta mudanza. Eso sí, la puerta de nuestro cuarto debe quedar cerrada, para siempre. ¿Seremos capaces?
Dejo aquí el episodio que hicimos sobre este tema en el podcast.