La ansiedad en gatos puede volverse crónica y constante y manifestarse a través del comportamiento: orinar fuera de la caja, romper o tirar cosas, dejar de comer, etc. Por eso hay que estar atentos y recordar que “eso que me gusta a mí” puede no gustarle a él o no ser lo suficientemente adecuado para su especie.

Los gatos son muy particulares y hay que estar muy atentos para poder decodificar qué es lo que les pasa. A veces, aunque se vean relajados, pueden estar experimentando ansiedad crónica y por eso es importante que vivan en un entorno relajado y, en lo posible, libre de stress.
1. Hazte fama y échate a dormir.
Los gatos tienen fama de ser independientes y distantes. Si hay algún felino en tu casa, seguramente notarás que esta afirmación es una gran falacia. Ellos, al igual que los niños, pueden formar un vínculo seguro o inseguro con nosotros, sus tutores. ¿Qué sería un vínculo inseguro? Cuando volvemos a casa luego de una jornada de trabajo y el gato se nos pega o nos ignora por completo. Si el animal se sintiera seguro y libre de ansiedad, seguiría disfrutando de su entorno de forma relajada.
El perro de mi tía, por ejemplo, ha llegado a romper puertas y mosquiteros cada vez que ella se ausenta, sobre todo si se avecina una tormenta. En un gato, la ansiedad por separación podría ser menos evidente. Al menos, en un primer momento. Uno de mis gatos padecía ansiedad por separación: había sido abandonado por su mamá y no soportaba estar lejos mío mucho tiempo.
¿Qué gatos pueden ser propensos a padecer esto? Los que quedaron huérfanos, los que fueron destetados muy pronto, los que viven en un entorno poco estimulante y aquellos cuya actitud demandante es recompenzada.
2. El ambiente.
Crear un ambiente óptimo para que los gatos puedan sentirse a gusto empieza por la alimentación (fisiológica, adecuada para carnívoros estrictos) pero también por la variedad lumínica del entorno. Recuerdo que Lula, una amiga-seguidora, nos contó que durante mucho tiempo vivió en un monoambiente sin luz natural y cuando finalmente pudo mudarse, su gato revivió. “No sabía que existía el sol”.
Pensá que en la naturaleza, ellos cazan para vivir y, lamentablemente, la vida doméstica es muy distinta. Entonces, enriquecer el entorno siempre es fundamental: que tengan acceso a la luz natural y a lugares oscuros para refugiarse, además de variedad de juguetes, cajas, torres y un mueble vacío para que puedan echarse a dormir de modo seguro. Si notás que tu gato tiene un cambio en la conducta, lo primero es consultar con un buen veterinario holístico de confianza para descartar patologías subyacentes.
"La mayoría de los gatos están apegados de forma segura a su dueño y lo utilizan como fuente de seguridad en un entorno novedoso", dice Kristyn Vitale de la Universidad de Oregon.
3. Rutina Rutina Rutina.

Para estar física y psicológicamente saludable el animal debe sentir que tiene cierto control sobre el entorno que habita. Recordá: son rutinarios y cualquier modificación, por mínima que sea (obreros en la casa, olor a pintura, separación, ¡piedritas sanitarias nuevas!) puede provocarle ansiedad. Además, ellos también se aburren. Si sospechás que tu gato tiene ansiedad por apego, el primer paso es ir al veterinario para descartar alguna otra patología. Si el diagnóstico es acertado,
podés recurrir a las flores de Bach: hay preparados especiales para estos casos. Siguiendo las indicaciones al pie de la letra, vas a poder comprobar que funcionan muy bien.