Cuando uno le cambia la alimentación al gato, muchas cosas empiezan a mejorar, empezando por su pelo, su estado de ánimo y su comportamiento general. Desde que mis gatos comen alimentación natural, duermen toda la noche. Molestan, desde luego, como cualquier gato saludable que vive activo y jugando. Pero solo durante el día. Y ya no rompen cosas como antes. Por eso es muy importante darles alimentos frescos de buena calidad, libres de gluten, harinas, cereales y metales pesados.
En Argentina todavía hay muy poca oferta de alimentos frescos comerciales y muy pocos veterinarios con ganas de ayudar a sus pacientes en la transición pero hay que insistir. También es cierto que los precios no siempre ayudan y uno termina creyendo que darle carne al gato puede salir carísimo pero no siempre es así. Podemos usar los recortes menos magros (siempre quitándoles la grasa), menudos de pollo (ahí tendremos cogote, hígado, corazón para nuestro plato), alitas de pollo, vegetales fermentados (son fáciles de preparar y muy económicos), etc. Lo importante es establecer un plan nutricional con el veterinario porque no es lo mismo alimentar a un gato con alguna patología que darle de comer a un gato joven y saludable. Entonces, si estás decidido a hacer un cambio en la vida de tus mascotas, exigí al veterinario que te ayude con las proporciones de acuerdo al peso, edad y salud y no te angusties durante la transición. Hay gatos que aceptan el nuevo alimento sin problemas y hay otros a los que les cuesta más. Empezá con muy poca cantidad de alimento fresco. Algo pequeño. Los gatos se estresan fácilmente y nadie quiere que un cambio brusco enferme al animal.